Accidente aéreo de los Andes. Este es el horror al que se enfrentaron su supervivientes.

Autor: Júlia Ribas Rodriguez
Fecha de publicación: 23 enero, 2019

Los Old Boy esperaban jugar uno de sus famosos partidos de rugby en Santiago de Chile contra el equipo de los Old Christians Club de Montevideo. Sin embargo, este encuentro deportivo nunca llegó a celebrarse.
La tragedia que tuvo lugar a partir del 13 de octubre de 1972 fue uno de los sucesos más relevantes en la historia de la aviación Uruguaya. Tras el accidente, los supervivientes del vuelo 571 tuvieron que tomar medidas desesperadas para sobrevivir en el páramo helado de los Andes.
Después de 72 inimaginables días de hambre, frío y desolación los jóvenes estudiantes que habían sobrevivido a esta terrible odisea lograron ser al fin rescatados.
Tras volver nuevamente a sus hogares, muchos vieron a este grupo de jóvenes como supervivientes e incluso como auténticos héroes. Otros, en cambio, rehusaron de ellos al darse cuenta de todo lo que tuvieron que hacer para sobrevivir en los Andes.
Inspirándose en su historia se escribieron varios libros sobre los hechos. Además, en 1992 llegó a estrenarse la película ‘¡Viven!’, basada en la tragedia de los Andes, y, desde entonces, la historia de este grupo de amigos se ha convertido no sólo en un suceso histórico mundialmente conocido sino en un ejemplo de supervivencia y superación que muy pocos podrían ser capaz de igualar.

El accidente

El equipo de los Old Christians Club de Montevideo, proveniente de Uruguay, sobrevolaba los Andes cuando comenzaron a atravesar un mar de nubes que logró tambalear el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya. Cuando los jóvenes pasajeros del avión miraron a través de las ventanas se dieron cuenta de que estaban más cerca de las montañas de lo que podían imaginar. El piloto intentó estabilizar el vuelo y ganar altura. Sin embargo, antes de que los ocupantes del avión pudiesen darse cuenta ya era demasiado tarde.
Tras perder gran parte de sus componentes, el vuelo 571 impactó contra las gélidas montañas de los Andes dejando tras su paso un completo caos que acabó con la vida de gran parte de los jóvenes que viajaban en él, así como de los propios tripulantes quien, tras el accidente, no tardaron demasiado tiempo morir a causa de las graves heridas y de las bajas temperaturas.
Los supervivientes que habían salido mejor parados (algunos, de hechos, habían resultado milagrosamente ilesos) se organizaron para atender a sus compañeros heridos. Algunos de ellos estaban atrapados, otros muchos lograron salir, pero debido a la gravedad de sus heridas murieron a los pocos días del accidente.
Así comenzó la increíble odisea que tuvieron que vivir los supervivientes para lograr salir de la montaña y ser rescatados más de tres meses después.

 

¿Cómo lograron sobrevivir al gélido frío de los Andes?

A día de hoy muchos no se explican cómo estos estudiantes lograron sobrevivir durante tanto tiempo en las condiciones en las que lo hicieron. Después del impacto, y tras ir estabilizándose emocionalmente, los jóvenes se encargaron de ayudar a sus compañeros heridos y convirtieron los restos del avión en un lugar en el que podrían refugiarse del frío. Los más ingeniosos lograron fabricar utensilios con los restos del avión para lograr protegerse del frío. Por suerte para ellos podían hidratarse con la nieve del lugar, pero en cuanto a la comida…, bueno, quizá esa es la parte más desgarradora de esta historia. Para lograr sobrevivir durante tantos días los jóvenes estudiantes tuvieron que cortar en pedazos los restos de sus compañeros muertos y alimentándose de sus cuerpos sin vida. Aunque en un principio algunos se negaron a formar parte de esta práctica, finalmente no tuvieron más opciones si querían sobrevivir y no morir de hambre.
Después de algunos días los supervivientes pudieron escuchar en una vieja radio que se suspendían los intentos de búsqueda. Algo que les dejó francamente desolados.

El rescate

A lo largo del tiempo en el que los jóvenes permanecieron perdidos fueron muchos los equipos de rescate que intentaron ir en su búsqueda sin éxito alguno. Después de enterarse de que nadie iba a seguir buscándoles, tres de los jóvenes decidieron aventurarse a andar en busca de ayuda. La dura travesía duró diez días hasta que encontraron a un arriero que, sin dudarlo ni un momento, ofreció su ayuda y avisó a varios equipos de rescate que, al enterarse de la noticia, no tardaron en enviar a sus mejores hombres a por el resto de supervivientes.
Tras el inesperado regreso de los supervivientes del avión siniestrado, muchos los recibieron con los brazos abiertos considerándoles héroes. Otros, en cambio (y mucho más algunos familiares de los compañeros fallecidos), les retiraron la palabra al enterarse de que se habían comido los restos de sus hijos.
Sin duda alguna este suceso podría ser considerado por muchos como un auténtico milagro, pues el hecho de que esos jóvenes hayan logrado seguir adelante ante el horror que experimentado es absolutamente mágico.