La guerra de los mundos en la radio, una anécdota insólita

Autor: Júlia Ribas Rodriguez
Fecha de publicación: 17 noviembre, 2020

A finales del siglo XIX, H.G. Wells, escritor británico de ciencia ficción, se convirtió en el estandarte de un género con el que ya habían coqueteado otros ilustres escritores, como Julio Verne. Wells decidió llevar la ciencia ficción mucho más allá, en obras tan famosas como La Máquina del Tiempo o La Guerra de los Mundos. Esta última fue una de las primeras novelas en las que se imaginaba una invasión extraterrestre a nuestro planeta, por parte de seres de otro mundo. Un tema que ya tenemos tan visto y del que se han hecho tantas y tantas películas sobre todo en el último medio siglo, por aquel entonces era muy llamativo. Tanto que suponía incluso una especie de historia de terror, puesto que la gente tenía verdadera miedo a esos seres que pudieran llegar desde el espacio, aun cuando  ni siquiera existía el fenómeno OVNI.

Cuatro décadas después de la aparición de esta novela, la historia volvió a popularizarse de la manera más insospechada, gracias a una adaptación radiofónica realizada en la noche previa a Halloween por un joven y arriesgado actor llamado Orson Welles. El intérprete, que posteriormente se convertiría en uno de los directores más importantes de la historia del cine, tenía en mente realizar un programa tan aterrados que pusiera los pelos de punta a la gente de una punta a otra del país. De una manera realmente original, mezclando un programa de variedades con la propia historia de invasión extraterrestre, Welles ofreció una retransmisión absolutamente descarnada que provocó el pánico en las calles de muchas ciudades… o eso es lo que se cuenta. ¿Fue tan importante aquella adaptación radiofónica de La Guerra de los Mundos, o todo ese mito se ha visto exagerado por el tiempo?

Sobre la Guerra de los Mundos

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La Guerra de los Mundos es, originalmente, una novela publicada por el autor británico Herbert George Wells, en el año 1898. Wells era un autor habitualmente dedicado a la ciencia ficción, y en este esto quiso llevar a la ficción una posible invasión marciana a nuestro planeta. La historia está contada desde un narrador desconocido, seis años después de la supuesta invasión. Esta comienza cuando una explosión en la superficie de Marte sorprendente a los astrónomos y científicos de la época, finales del siglo XIX. Poco después, algo que se identifica como un meteorito impacta contra nuestro planeta, descubriéndose entonces que se trata de una especie de nave cilíndrica. Cuando se abre, de su interior aparecen varios marcianos, con grandes ojos almendrados y oscuros y la piel grisácea y aceitosa.

Poco a poco llegan más naves, mucho mayores y más imponentes, con la evidente intención de doblegar a nuestra especie con sus armas y quedarse con el planeta. La historia ha tenido un gran recorrido a lo largo del siglo XX, desde su publicación, siendo seguramente una de las obras más importantes dentro del género de invasiones marcianas. De hecho, la influencia que ha tenido La Guerra de los Mundos en el género de la ciencia ficción ha sido brutal, y se han hecho numerosas adaptaciones, bajo el mismo nombre y con la misma historia, o tomando buena parte de la misma, cambiando otras condiciones. El libro fue bien considerado en su época y era reconocido como una obra de culto entre los amantes más tempranos a ese género, pero es cierto que la historia no eran tan popular entre las grandes masas, lo que ayudó a que la treta de Welles tuviera resultado.

Cómo la narración de Orson Welles cundió el pánico

El 30 de octubre de 1938, Orson Welles, un joven actor de 23 años, se hizo con los mandos del programa radiofónico The Mercury Theater, en el que cada día se llevaban a cabo adaptaciones de obras conocidas de todos los géneros, desde el terror a las aventuras, pasando también por esas incipientes historias de ciencia ficción. La situación en el mundo era preocupante, con Estados Unidos todavía tratando de salir de la Gran Depresión, Europa a  punto de estallar en la Segunda Guerra Mundial, y una Rusia tomada desde hacía un par de décadas por las hordas comunistas. El miedo y la inquietud estaban en el ambiente, y Welles supo aprovecharlo para conseguir que su adaptación de la obra de Wells fuera lo más sorprendente y aterrorizante posible.

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Si bien se avisó al principio del programa de que todo lo que se iba a escuchar era una dramatización, los oyentes que conectaron algo más tarde se perdieron este mensaje. El programa mezclaba música y variedades con noticias, aparentemente reales, acerca de una invasión alienígena en las calles de Nueva York y Nueva Jersey. Fue allí, precisamente, donde comenzó a cundir el pánico. Las personas escuchaban aquellos reportes, aparentemente reales, y pensaban que la invasión se estaba produciendo. Hubo miles de llamadas a las centralitas de policía, incluso al Ejército. Hubo gente que salió a la calle, e incluso huyó de la zona, pensando que en cualquier momento podrían ser fulminados por un arma marciana. La cosa llegó a tal punto que muchos pidieron la cabeza de Welles por haber provocado semejante situación.

La aparición de esta anécdota en Días de Radio, de Woody Allen

Ya en su momento, a finales de los años 30, la emisión de La Guerra de los Mundos y el pánico provocado en las calles supusieron un ejemplo perfecto de cómo los medios de comunicación podían manipular a su antojo a la gente. Según se ha podido investigar posteriormente, el pánico no fue tan grave como en un principio se ha hecho creer, y buena parte de esa repercusión posterior no es más que un mito que sea acrecentado con el tiempo. Si bien es cierto que la situación sí que sirvió de punto de inflexión para contar historias de una manera diferente, algo que el propio Welles se encargaría de hacer no mucho después, como director de cine.

Otro director, en este caso el neoyorkino Woody Allen, tomó la anécdota de La Guerra de los Mundos para hacerla aparecer en su películas Días de Radio, una remembranza de su infancia en Nueva York, con mucho jazz y la radio puesta a todas horas en casa. La escena en la que Allen se refiere a esta anécdota es tremendamente divertida, y presenta a su tía Betty junto a un hombre con el que había salido esa noche, yendo juntos en el coche, cuando escuchan uno de los reportes falsos preparados por Welles, anunciando la invasión marciana. El tipo sufre un ataque de pánico y abandona el vehículo, dejando a la pobre mujer allí sola, en medio de la niebla, para luchar contra los supuestos invasores.